En España hay más bares que en todo Estados Unidos, como lo lees. Concretamente, a lo largo y ancho de nuestro país se reparten 260.000 establecimientos o, lo que es lo mismo, un bar por cada 175 personas (según datos recopilados en 2016 por la consultora Nielsen). Se trata de la mayor densidad del mundo, así que podemos decirlo alto y claro: España es un país de bares.
Además, sirva este dato para reforzar la frase anterior: seis de cada diez estarían dentro del grupo que llamaríamos “de toda la vida”, es decir, bares con más de 15 años de trayectoria. En este caso, El Rinconcillo rompe el marcador con sus 348 años de historia.
Con esta cantidad no es de extrañar que la diversidad sea grande. Y es que, además de la tipología propia del país (bares de tapas, de vinos, cervecerías, tabernas, cafeterías), en España hemos adoptado otras modalidades que, según se ve, ya son casi nuestras, como las pizzerías o las tabernas irlandesas.
Pero, quedémonos en los nuestros para recordar el Informe Coca-Cola realizado por Sondea en 2013, cuyos resultados no dejar de ser curiosos. Resulta que el bar es el punto de encuentro para el 70% de los españoles, un 65% asocia a los bares con valores como la amistad y 2 de cada 3 personas conoce el nombre del camarero o camarera de su bar favorito. Y no queda ahí la cosa: casi el 30% le dejarían las llaves de su casa al camarero.
Es que, en muchas ocasiones, los bares trascienden su propia función y se convierten también en almacenes, consejerías, centros de información y de mensajería y tantas otras cosas… Algo que, probablemente, a alguien que venga de fuera le costaría entender, pero la cultura del bar en España va más allá de ser un sitio para comer o tomar algo, ¿no te parece?