Como cada día, Antonio llega a eso de la una y diez. Siempre es uno de los primeros clientes en aparecer. Deja el periódico y la barra de pan en la barra, y levanta la mirada al camarero de turno. No le hace falta ni hablar. Son tantos años, día tras otro, que hasta el más nuevo sabe qué tiene que ponerle: su medio coronel y la tapa de payoyo.
Antonio es uno de nuestros imprescindibles como para él lo es ese vino acompañado del queso. Y, por supuesto, mientras El Rinconcillo se mantenga abierto, no le van a faltar.
Esos son los de Antonio, pero cada cliente habitual o parroquiano, como nos gusta llamarles, tiene sus imprescindibles. Aún así, y a modo de estadística de andar por casa basada en la acogida de las mismas a lo largo de muchos años, nos atrevemos a citar cuáles son las tapas que debes probar en tu visita a El Rinconcillo, sobre todo si es la primera vez.
Sin lugar a dudas, las espinacas con garbanzos deben estar entre tus peticiones. Esta receta de origen andalusí siempre sorprende por la mezcla de especias y el sabor que adopta tras más de cuatros horas al fuego. La siguiente la dejamos a tu elección, entre el pavía de bacalao o el bacalao con tomate. Ambas cuentan con muchos adeptos y es complicado distinguir cuál de las dos es más popular, aunque tampoco podemos olvidarnos del jamón. Y es que el pata negra ibérico 100% puro de bellota se nota y el que lo prueba, lo sabe.
Dadas las fechas en las que estamos, un vaso de gazpacho sabe a gloria y entra solo. Y, como le pasa a Antonio, el queso payoyo también tiene muchos incondicionales.
Pero no queda ahí la cosa, que va más allá del comer y el beber en la barra, los barriles o los aparadores. Mientras tomas algo de esto, puedes dedicarte a encontrar la errata del azulejo homenaje a Agustín de Rueda, pensar en cuántas personas lo habrán hecho antes que tú (lleva aquí desde 1971), calcular cuántas otras han entrado en El Rinconcillo a lo largo de estos años mientras observas las botellas antiguas que rellenan las estanterías y vitrinas, te deleitas con el movimiento del camarero de turno cortando el jamón a pulso o viendo cómo te hacen la cuenta sobre la barra de caoba. En fin, toda una experiencia al alcance de todos…