Al leer esto, muchos de vosotros podéis pensar que en El Rinconcillo es Cuaresma durante todo el año por eso de que en nuestra carta son fijas algunas de las recetas típicas de estas fechas. Ya sabéis, los pavías de bacalao, las espinacas con garbanzos, el bacalao con tomate… son platos que nunca faltan en nuestra cocina.
Pero también es cierto que, para ir acorde con la vigilia y ofrecer otras alternativas a los clientes que tienen presente esta festividad, introducimos otras recetas que tienen como protagonistas principales a las legumbres y el pescado, sobre todo, al bacalao que, por su versatilidad, admite numerosas preparaciones.
Desde luego, en El Rinconcillo no queremos que practiques el ayuno y la abstinencia, pero sí damos la oportunidad de saborear recetas que no elaboramos en el resto del año, muchas de las cuales son el resultado de la imaginación de antaño para dar forma a platos contundentes sin necesidad de echar mano a la carne.
Y es que, hace unas décadas, la temida comida cuaresmal dependía de tener o no la bula de carne o Santa Cruzada para no tener que hacer ayuno todos los días. Quien la pagara solo tendría que ayunar el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo, y podría comer con vigilia el resto de viernes de Cuaresma. La obligación de “comer de viernes” agudizó el ingenio y dio lugar a estas recetas.
Volviendo a nuestra cocina, claro está, el pavía o soldadito de bacalao, las espinacas con garbanzos y el bacalao con tomate no desaparecen de la carta en vigilia, a la que sumamos platos de cuchara como los garbanzos con bacalao, las fabes con almejas o los garbanzos con colas de langostinos y almejas, y otros más ligeros como la ensalada de bacalao y naranja, una receta mozárabe que se remonta a la Edad Media y a la que también se conoce como remojón andaluz.
Los dulces son otros de los símbolos de la cocina de estas fechas y, como en años anteriores, tampoco faltarán postres típicos como la torrija para poner el broche final a un tapeo cuaresmal que, más que una penitencia, es una bendición.