Que El Rinconcillo abrió sus puertas en 1670 es una realidad que le hace ostentar el título de taberna más antigua de Sevilla aún abierta al público. Debe ser por eso que, además de contar con una amplia clientela de lugareños atesorada a lo largo de estos años, muchos turistas vienen al establecimiento maravillados por sus años de historia.
Será una mezcla de curiosidad, recomendaciones de quienes ya nos visitaron y, cómo no, de Internet y las guías turísticas el motivo por el que se ven atraídos hasta aquí. Lo cierto es que cada día se dan cita en la barra comensales de diversa procedencia: desde nuestros más fieles parroquianos hasta la pareja o los amigos que vienen desde la otra punta del mundo.
Entre los últimos, muchos estadounidenses que quieren descubrir las sensaciones que experimentaron entre estas paredes sus compatriotas hollywoodienses Harrison Ford y Calista Flockhart. No son pocos los que piden sentarse en la misma mesa que la pareja y degustar los mismos platos que ellos.
Franceses e ingleses son quienes más nos visitan. Generalmente, se dejan aconsejar, pero también hay quienes llegan con las ideas claras y lo que buscan es probar las tapas más señeras (espinacas con garbanzos, pavías, bacalao a la roteña, carnes ibéricas).
Respecto a la bebida, los clientes extranjeros tienen sus particularidades según la procedencia y el sexo. Los nórdicos, por ejemplo, son más de cerveza; y, mientras que las mujeres se decantan por vino blanco verdejo, los hombres prefieren los tintos. Eso sí, siempre tratamos de dar salida a los vinos locales y, pese a que solemos aconsejar con qué maridar los platos, han llegado a pedirnos mezclas tan poco ortodoxas como espinacas con garbanzos y café o, directamente, nada de bebida, algo común entre los asiáticos.
Son algunas de las peculiaridades que hemos venido observando en todos estos años y que nos han permitido conocer al cliente de fuera casi tanto como al local. En cualquier caso, la cuestión es tener la barra, los barriles, las mesas y los aparadores bien concurridos y que todo el mundo, venga de donde venga, salga satisfecho de El Rinconcillo y pensando en regresar…