Dijo Juan Ramón Jiménez que «En la primavera universal, suele el paraíso descender hasta Sevilla». Y nosotros añadimos: No solo en primavera. Sevilla es una ciudad que hay que conocer, que hay que vivir y que hay que sentir al menos una vez en la vida. Sea en la época del año que sea.
Si tan solo dispones de un día para visitar Sevilla, te quedará mucho por ver. No obstante, tan solo una mirada basta para enamorarse de esta ciudad llena de encanto, tradición e historia en cada esquina. Desde El Rinconcillo te proponemos los lugares que tienes que ver sí o sí.
Comenzaremos en la Plaza del Triunfo, desde el corazón de Sevilla. Estaremos a los pies de la majestuosa Giralda, junto a la Catedral de Sevilla, que será nuestra primera visita imprescindible. Si además subes a la Giralda, tendrás una vista panorámica inigualable de la ciudad.
En la misma plaza se ubica la entrada al Real Alcázar, otro punto que no puedes perderte en tu visita a Sevilla. Este palacio fortificado está compuesto por zonas construidas en diferentes etapas y es testigo de la historia de la ciudad desde hace más de mil años. No se trata solo de un lugar de gran relevancia histórica, sino que además constituye uno de los más bellos y curiosos conjuntos arquitectónicos del país, mezclando estilos que van del mudéjar al renacentista.
Finalizaremos la mañana visitando la Iglesia del Salvador, la más grande de Sevilla después de la Catedral y una de las mayores joyas arquitectónicas de la ciudad.
Después de estas visitas, estaremos hambrientos y cansados. Para recargar las pilas y continuar con nuestro día de turismo en Sevilla, haremos una parada con historia en El Rinconcillo. En pie desde 1670, es el bar más antiguo de Sevilla. A día de hoy conserva su estética tradicional desde hace cuatro siglos, una decoración y un ambiente que hacen de este lugar un escenario único. En este lugar recalan diariamente sevillanos y visitantes para degustar sus deliciosas y populares tapas.
Por la tarde, nos perderemos por las callejuelas del barrio de Santa Cruz y disfrutaremos de las sombras que dan los árboles de los Jardines de Murillo. Un plan que no podemos dejar de hacer es dar un paseo por el Parque de María Luisa, uno de los pulmones verdes de la ciudad y declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de Jardín Histórico.
Para finalizar, veremos como la Plaza de España se tiñe de naranja con el atardecer, una estampa que se queda clavada en la memoria de aquel que tiene el privilegio de disfrutarla.