Es uno de los platos más tradicionales de la gastronomía sevillana y, aunque en Cuaresma brilla en todo su esplendor, suele degustarse durante todo el año. Las espinacas con garbanzos es una de las tapas más demandadas de El Rinconcillo, que se sigue elaborando con la receta de siempre y sigue enamorando a paladares de todo el mundo.
Estrellas de cine como Harrison Ford y su esposa, Calista Flockhart, entre otros, han visitado El Rinconcillo y no se han ido sin probar las espinacas con garbanzos, todo un éxito en la carta. La calidad de los garbanzos, las espinacas y el aceite, así como seguir al pie de la letra la receta como antiguamente se hacía, son algunos de los “secretos” de este popular plato de El Rinconcillo.
Degustar espinacas con garbanzos nos traslada a la cocina andalusí pero, ¿cómo llegan a unirse las espinacas con garbanzos? Según los expertos, una primera teoría nos habla de la particularidad de la cocina que se hacía en Al-Ándalus. Como detallan algunos especialistas en historia medieval, obligados por las altas temperaturas, los andalusíes tendían a elaborar una cocina con especias. La difícil conservación de carnes, pescados y hasta las verduras hace que estas recetas vayan condimentadas. Una herencia que hemos recibido en la cocina tradicional.
En esos antiguos recetarios andalusíes se mencionan las primeras combinaciones entre verduras y legumbres, que probablemente derivaron en la mezcla de las espinacas persas con los garbanzos, un plato nutritivo, y barato, que volvió a recuperar su esencia con la llegada católica de la Cuaresma, que no permitía comer carne durante la vigilia.
Con las espinacas con garbanzos estamos ante una receta típica andaluza, que hace referencia a la cocina del pueblo que lo elaboraba no solo durante la vigilia. Es una de las tapas más tradicionales en Sevilla y como muchos dicen, El Rinconcillo bien podría llamarse «el lugar donde se comen las mejores espinacas con garbanzos de Sevilla».